En tu abrazo distante me dormí,
entre tus manos suaves y morenas
sintiendo el palpitar de tu corazón,
mientras los segundos pasaban inexorables.
Ahora no encuentro palabras para describir
lo que tengo dentro de mí
y las sensaciones se agolpan
contra las paredes de mi corazón.
Pasa que cada que escribo
nuevas alas se baten
inevitables o evitables, no lo sé
solo sé que tu azúcar morena sigue en mí,
acariciándome.
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