sábado, 30 de septiembre de 2017

El aviso


La biblioteca cerraba siempre a las 8. Esther estaba siendo devorada por las aventuras del muchacho de la cicatriz. Cuando llegó al salón que le recomendaron el sol apenas estaba sobre su cabeza. Como todos sabían, el tiempo siempre se escapaba de las manos cuando se estaba allí.
Debía regresar temprano a su casa o no podría volver a la biblioteca, según sus padres.
Ella confiaba plenamente en su reloj biológico, pues le daba una señal justo en el momento preciso. Se relajó y se sumergió en su lectura.
Cuando sintió la señal se preparó para partir.

¿Qué hora es? ¿Qué pasó? La puerta no cedía ante sus manos. Los altos cristales se teñían de negro y ni un pequeño ruido se escuchaba a su alrededor; nada más que el ulular de una lechuza, al igual que en su libro favorito.
Esther siempre se enteraba de todo, pero nunca sospechó que había pasado por alto el aviso junto a la puerta:

“CUIDADO, 
EL TIEMPO VUELA 
SI EN UN LIBRO INMERSO ESTÁS”



27-07-2017

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